Esta obra
narra cómo es que hace muchos años, cuando el mundo era distinto al que
conocemos hoy, el Sol y la Luna vivían en la tierra y a menudo iban a la casa
del Agua a jugar, pero él nunca iba a la
casa de sus amigos. Hasta que un día el Sol decide invitarlo a su casa, ¿qué
sucederá cuando el Agua llegue a la casa del Sol y la Luna?
Este es un libro álbum, en el que texto e
imagen son igualmente necesarios e imprescindibles para la lectura. Según
Shulevitz (2005) un verdadero libro álbum es aquel en que las palabras no se
sostienen por sí solas y que sin las imágenes la historia se vuelve difícil de
comprender, ya que son estas las que proporcionan la información que el texto
omite. Lo cual es ideal para la interacción con el lector por la diversidad de
texturas en sus ilustraciones, pues estimulan la visión del lector y atraen
para seguir leyendo y disfrutando de las ilustraciones.
Otro
aspecto destacable es el narrador focalizado externamente (objetivo) que se
encuentra presente en esta historia, el cual “tiene una mayor restricción del saber y debería limitarse a informar sobre
los actos y las palabras que él puede captar a través de los sentidos” (Lluch,
2004, p. 98). Este tipo de narrador le permite al lector tener una mirada externa
del relato sin dejarse llevar por la opinión del narrador, ofreciéndole así al
lector una perspectiva neutra.
Los
personajes son elementos personificados de la naturaleza, por los que muchas
veces los niños sienten curiosidad. Además al ser un
cuento nigeriano sus personajes poseen rasgos y elementos tradicionales de esta
cultura, esto sirve para que los niños puedan valorar y aprender de las
diversidades del mundo en que vivimos.
Puede ser
leído a niños de entre 2 a 8 años y cualquier persona de habla hispana, ya que
posee personajes simples de recordar y que permite expande la imaginación de los niños
con sus ilustraciones del folclore nigeriano.
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