domingo, 31 de mayo de 2020

Reseña: la verdadera razón de por qué el Sol y la Luna viven en el cielo

Título del libro: El Sol, la Luna y El Agua
Editorial: Ekaré Sur
Autora: Laura Herrera
Ilustradora: Ángeles Vargas
Año de publicación: 2015


Esta obra narra cómo es que hace muchos años, cuando el mundo era distinto al que conocemos hoy, el Sol y la Luna vivían en la tierra y a menudo iban a la casa del Agua a jugar, pero él nunca iba a  la casa de sus amigos. Hasta que un día el Sol decide invitarlo a su casa, ¿qué sucederá cuando el Agua llegue a la casa del Sol y la Luna?

Este es un libro álbum, en el que texto e imagen son igualmente necesarios e imprescindibles para la lectura. Según Shulevitz (2005) un verdadero libro álbum es aquel en que las palabras no se sostienen por sí solas y que sin las imágenes la historia se vuelve difícil de comprender, ya que son estas las que proporcionan la información que el texto omite. Lo cual es ideal para la interacción con el lector por la diversidad de texturas en sus ilustraciones, pues estimulan la visión del lector y atraen para seguir leyendo y disfrutando de las ilustraciones.

Es un libro de tapa dura, en formato rectangular vertical, de 20 x 25 cm,  ideal para ser manipulado por los niños durante una lectura en voz alta. En sus páginas, se sitúan elementos simétricos para convertir la doble página en un escenario de tipo teatral (Colomer, 1999), dando así una mirada panorámica del ambiente.

Presenta un fondo de color que es totalmente decorativo para llamar la atención de los lectores en general, son tonos neutros que van acorde a lo que va narrando la historia predomina el color naranjo, rojo, celeste y azul, colores del atardecer que hacen alusión a la hora en que jugaban los personajes.

Otro aspecto destacable es el narrador focalizado externamente (objetivo) que se encuentra presente en esta historia, el cual “tiene una mayor restricción del saber y debería limitarse a informar sobre los actos y las palabras que él puede captar a través de los sentidos” (Lluch, 2004, p. 98). Este tipo de narrador le permite al lector tener una mirada externa del relato sin dejarse llevar por la opinión del narrador, ofreciéndole así al lector una perspectiva neutra.

Los personajes son elementos personificados de la naturaleza, por los que muchas veces los niños sienten curiosidad. Además al ser un cuento nigeriano sus personajes poseen rasgos y elementos tradicionales de esta cultura, esto sirve para que los niños puedan valorar y aprender de las diversidades del mundo en que vivimos.

Puede ser leído a niños de entre 2 a 8 años y cualquier persona de habla hispana, ya que posee personajes simples de recordar y que permite expande la imaginación de los niños con sus ilustraciones del folclore nigeriano.



Autoras de la reseña: Karina Gálvez y Javiera Núñez.

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